"Resulta que hay familias de árboles que debajo de las ramas en su lengua de átomos, moléculas y enlaces se convierten en formas novedosas de la vida: fósforo, nitrógeno, carbono; que se reparten los nutrientes, que se cuidan su crecimiento y se procuran; aunque a veces transmiten información equivocada, es el azar y la contingencia: son las células, lo que no sabemos; por eso hay que dejar ventanas abiertas."
Maricela Guerrero
En El sueño de toda célula, Maricela Guerrero se interna en el territorio íntimo pero a la vez colectivo de la imaginación compasiva. Se trata de un libro de poesía que, a la manera de un manual de alquimia o una enciclopedia de herbolaria, cuestiona la noción tradicional de cultura y propone le construcción de una comunidad más cercana al mundo natural. A través de un lenguaje que avanza entre lo poético y lo científico, la poeta va bordando historias entrelazadas a partir del concepto de la célula y la vida que en ella habita. Los poemas contenidos en el libro son también un cuestionamiento al lenguaje y a las redes que éste forma, así como una invitación a imaginar otras formas de relacionarnos y estar en compañía.
Maricela Guerrero (Ciudad de México,1977) ha publicado Desde las ramas una guacamaya (Bonobos/CONACULTA, 2006), Se llaman nebulosas (FETA, 2010), Kilimanjaro (Mano Santa, 2011) y Peceras (Filo de caballos, 2013). Su trabajo ha sido incluido en Efectos secundarios (Madrid: Anaya, 2004), Divino tesoro (México: Casa Vecina, 2008) y Cuatro poetas recientes de México (Buenos Aires: Black & Vermelho, 2011). En 1998 y 2000 obtuvo el primer premio en el Certamen “Después del Discurso” (dentro de la Cátedra Extraordinaria Sor Juana Inés dela Cruz). En 2008 y 2010 obtuvo la beca para Jóvenes Creadores del FONCA.
Si los más recientes descubrimientos nos han mostrado la compleja red de comunicación entre las plantas, en su poesía Maricela Guerrero pone de manifiesto no sólo este diálogo sino la creación y la posibilidad de potenciar el lenguaje y sus aproximaciones, resignificar el mundo lingüístico a partir de esa potencia de reordenamiento de mundo, de rememoración y de rescate de saberes de mujeres familiares, maestras, del lenguaje de la naturaleza, de ese cruce de poner el cuerpo a costa de entenderla relación con el entorno.
Mónica Nepote