"¿Quién dijo
que es breve la vida?
Si nunca acaba,
si cada hora
es apenas una lenta gota,
y es tan largo el día
que hasta le cabe la muerte."
– Alaíde Foppa
Mientras realizaba una investigación académica en 2018, Diana del Ángel descubrió un cuadernillo tamaño carta con dos tonos de azul: turquesa y pastel. Estaba mecanografiado en hojas de papel cebolla y tenía una dedicatoria a Antonio Castro Leal, en cuya biblioteca fue encontrado. En la carátula se leía: “Alaíde Foppa, Memorias y transfiguraciones, México, 1965”. De acuerdo con la bibliografía de la autora, este poemario habría sido escrito en la misma época en que publicó Guirnalda de primavera (1965), antes de Elogio de mi cuerpo (1970) y de Las palabras y el tiempo (1979), el último de sus libros publicados.
De manera casi simultánea en México y en Guatemala, la obra de Alaíde Foppa ha ido reapareciendo. A la par del hallazgo de Diana del Ángel en la Ciudad de México, Luisa González-Reiche buscaba artículos para un libro de ensayos feministas en el archivo personal dela poeta, resguardado por su hijo Julio Solórzano Foppa en el país centroamericano. A partir de entonces, de forma conjunta, las dos investigadoras y la familia han encontrado material publicable. Memorias y transfiguraciones es el primero de varios libros que saldrán en los años próximos. Así resuena lo que Foppa escribió en 1958: “Y misteriosamente reaparecen / semblantes de mi infancia, / que nueva vida ocultos esperaron”.
Dividido en dos secciones –Memorias y transfiguraciones y Momentos–, este libro inédito reúne una serie de poemas que exploran la identidad y el destino de su autora. En sus páginas, Foppa teje una voz poética que se mueve con soltura entre el pasado y el presente, entre el sueño y la vigilia, para tocar temas como la infancia, el exilio, la maternidad, el oficio literario y la lucha social. Escribe Diana delÁngel en su prólogo, titulado “Carta en varios tiempos para Alaíde Foppa”: “Te leemos por la calidad y sencillez de tu poesía; porque tu palabra –aunque preñada de pasado y futuro– resuena vital y presente en nosotras. Te leemos, Alaíde, porque honrarte es vivirte en tu poesía.”
Memorias y transfiguraciones es un testimonio de la sensibilidad y la resistencia de una mujer que insistió en la reflexión y en la justicia en medio del horror.
De madre guatemalteca y padre argentino, Alaíde Foppa nació en Barcelona en 1914. Se crio en Europa y en 1944 viajó a Guatemala para nacionalizarse y colaborar con la revolución. Activista, escritora y traductora feminista, vivió como exiliada en México durante varios años y escribió ahí buena parte de su obra. Entre sus libros de poesía cabe destacar La sin ventura (1955), Los dedos de mi mano (1958) y Elogio de mi cuerpo (1970). Tradujo a autoras clave del feminismo, como Simone de Beauvoir y Gisèle Halimi, y colaboró de cerca en la revista fem., de la cual fue cofundadora en 1976. Su programa radiofónico Foro de la mujer, que condujo de1972 a 1980, fue declarado Memoria del Mundo por la Organización de NacionesUnidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En 1975 fundó la primera cátedra deSociología de la mujer en la UNAM. Fue secuestrada, desaparecida, torturada y asesinada por el gobierno del dictadorRomero Lucas García en diciembre de 1980. Su cuerpo no ha sido encontrado, pero su palabra sigue viva.
En Memorias y transfiguraciones, Alaíde Foppa parte de un punto lejano en el tiempo para que esa “ella poética” transite en medio de los cambios de su ánimo y de sus sentimientos. Así se va conformando el retrato de una mujer llena de contradicciones. Una mujer siempre entre dos caminos, entre dos posibilidades.
Vania Vargas
Un poema late desde la madrugada en sus sienes, lo ha de haber concebido en la duermevela, en esa hora en que no se sabe si se sueña o se piensa dormido, ‘Tengo que escribirlo’. Se pasa la mano por el cabello chino. ‘Tengo que escribirlo’.
Elena Poniatowska