“Me quitaron las palabras de la boca, / esas cuatro o cinco líneas que diría / si de pronto regresaran con el vuelto / y las sillas tapizadas nuevamente: / grabadoras que repiten unas voces / tan seguras de que alguien las escucha.”
Alejandro Zambra
TÍTULO AGOTADO POR EL MOMENTO
Mudanza, de Alejandro Zambra, es un poema que es también seis poemas: uno sobre los espacios que se cierran, uno sobre un viaje que parece no tener final, uno sobre lo que sucede mientras esperas, uno sobre lo que se esconde en la penumbra, uno sobre las despedidas largamente anunciadas, uno sobre los espacios de luz que suele haber en el silencio. No en vano dice el mismo Zambra: "No era éste el libro que entonces yo buscaba o rebuscaba, pero ahora pienso que sí era el que necesitaba. Mudanza cambió mi vida por completo. Eso, que no le importa a nadie, es realmente lo único sensato que puedo decir sobre este libro". Este poema es un espacio lleno de cajas que, entre cuatro paredes, esperan al lector que será su casa.
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) ha publicado, entre otros libros, las novelas Bonsái, La vida privada de los árboles y Formas de volver a casa, el libro de relatos Mis documentos, la compilación de ensayos No leer y el "libro de ejercicios" Facsímil. Algunos de sus relatos han sido publicados en revistas como The New Yorker, Harper’s, The Paris Review, McSweeney's y Granta, y su obra ha sido traducida a veinte idiomas. Durante diez años fue profesor de Escritura creativa en la Universidad Diego Portales, de Chile. Actualmente vive en la Ciudad de México.
No sólo se trata de un poema en el que ya están contenidos los ejes centrales de la obra de Alejandro Zambra, sino que nos muestra como muy pocos autores pueden hacerlo, que sean cuales sean sus nudos (la separación en este libro, la muerte en Bonsái, la ausencia en La vida privada de los árboles, la infancia en Formas de volver a casa o los jóvenes lúcidos y despojados de Mis documentos), escribir es siempre una mudanza, un cambio de piel que nos prepara a nosotros, los hipócritas lectores, para los ritos a menudo sangrantes de una despedida.
Raúl Zurita